¡TIPOS DE
MODELOS DE COMUNICACIÓN!
1. Énfasis en la transmisión de información
En este modelo la comunicación es entendida solo como transmisión de información de un emisor (E) que envía su mensaje (M) a un receptor (R). Aquí el emisor es el único protagonista activo del proceso frente a un receptor pasivo. Es decir que quien emite, es quien posee el saber legítimo del contenido del mensaje; mientras que al receptor, no se le reconoce otro papel que el de decodificar correctamente la información que se le propone. El modo de comunicar que prevalece en este caso es el monólogo. Pensando ahora la relación comunicativa que se establece, podemos decir que la misma es vertical y unidireccional; ya que el emisor domina, es el dueño, el protagonista. “En la medida en que sigamos asumiendo el clásico rol de emisores, de poseedores de la verdad que dictamos esa verdad a los que ‘no saben’; en la medida que sigamos depositando informaciones e 2 ideas ya ‘digeridas’ en la mente de nuestros destinatarios, por liberadores y progresistas que sean los contenidos de nuestros mensajes, continuaremos tributarios de una comunicación autoritaria, vertical, unidireccional.”
2. Énfasis en los efectos
Si el primer modelo es de origen europeo, el segundo, nació en los Estados Unidos, en pleno siglo XX durante la segunda guerra mundial. Sin embargo no es hasta la década de los sesenta que llega a América Latina en la llamada “Década del desarrollismo”, como una respuesta de la alianza para el progreso al problema del “Subdesarrollo”. Se pensaba que la solución para la pobreza en que hallaban sumidos nuestros países, era la modernización, es decir, la adopción de las características y los mé- todos de producción de los países capitalistas desarrollados. Las innovaciones tecnológicas, entre ellas los medios de comunicación, eran vistas como la panacea para todos nuestros males; ellas por sí solas permitirían obtener progresos. En este sentido la comunicación como herramienta de persuasión será un concepto clave de éste modelo. Ya no se trata como en el anterior solo de informar sino de convencer, de manejar, de condicionar al sujeto para que adopte la nueva conducta propuesta. El esquema de comunicación persuasiva, introduce una diferencia importante con respecto al modelo anterior. Sigue habiendo un emisor protagonista, 2 Idem 1. pp26. dueño de la comunicación, que envía un mensaje a un receptor que continúa reducido a un papel subordinado; pero ahora aparece una respuesta, denominada retroalimentación (feedback) la cual es recogida por el emisor. A simple vista el modelo puede ser percibido como alfo mas equilibrado y participativo, ya que aparentemente, le reconoce un papel más activo al receptor (reacción ante el mensaje recibido). Sin embargo Se descubre que el feedback tiene un significado y una función muy diferentes, porque comunicar se relaciona con imponer conductas y lograr acatamiento y en tal contexto la retroalimentación es solo la comprobación del efecto previsto, es decir, la reacción del sujeto ante la propuesta de comunicación. Entonces la comunicación es positiva si el sujeto acata la propuesta o negativa si la rechaza. En este último caso, el feedback le sirve al emisor como instrumento de verificación y control: puede ajustar los próximos mensajes, regularlos, hacerles los cambios formales requeridos para obtener el efecto prefijado, la respuesta deseada.
3. El énfasis en el proceso intersubjetivo
Para entender la comunicación
como proceso, es importante reconocer
dos acepciones del término, que aun hoy
coexisten.
Mensaje
Mensaje
Feedback
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• Acto de informar, de transmitir, de
emitir. COMUNICAR.
• Dialogo, intercambio, relación de
compartir. COMUNICARSE.
Esta última, es la acepción más
antigua y humana que expresa una idea de
comunidad y comunión, que ha ido perdiendo
su sentido originario a partir de la
irrupción de los medios masivos. La forma
de operar de estos medios se convirtió
en modelo referencial, en paradigma de
comunicación. Una reducción de la comunicación
humana, concepto que implica
reciprocidad a favor de la información
y la comunicación.
La controversia para recuperar en
sentido original del concepto de comunicación
entraña mucho más que una cuestión
semántica. Ella conlleva una reivindicación
humana y sobre todo una reivindicación
de los sectores dominados, hasta
ahora excluidos de las grandes redes
transmisoras. La polémica, tiene una dimensión
social y política.
Para los teóricos e investigadores
latinoamericanos, la verdadera comunicación
no esta dada por un emisor que habla
y un receptor que escucha, sino por dos o
mas seres o comunidades humanas que
intercambian y comparten experiencias,
conocimientos, sentimientos. Es a través
de ese proceso de intercambio como los
seres humanos establecen relaciones entre
sí, y pasan de la existencia individual
aislada a la existencia social comunitaria.
Desde esta perspectiva podemos
definir la comunicación como: “la relación
comunitaria humana que consiste en
la emisión/ recepción de mensajes entre
interlocutores en estado total de reciprocidad”
3
3
Pasquali, Antonio. Comprender la Comunicación.
Monte Avila. Caracas. 1979
En esta linea, M. Kaplún, propone
incorporar el término EMIREC, amalgama
de emisor y receptor. Todo hombre
debe ser visto y reconocido, como un
EMIREC y tiene derecho a participar en
el proceso de comunicación actuando
alternadamente como emisor y receptor.
4. Énfasis en los procesos culturales
Si bien los modelos que plantea
Mario Kaplún son de mucha utilidad para
comenzar a mirar la comunicación en
nuestras propias instituciones, nos resulta
necesario incorporar nuevas dimensiones
de análisis que amplían y complejizan la
mirada de los procesos comunicacionales.
En este sentido, la propuesta que
realiza Kaplún acerca de la idea de EMIREC
propone un salto cualitativo respecto
a los modelos previos, pero aún así no
incorpora una categoría que creemos fundamental
a la hora de pensar a la comunicación
más allá de la transmisión de información,
de los medios y de los efectos.
Desde este lugar, pensar la comunicación
como producción social de sentidos
permite ampliar la mirada hacia el
terreno de la cultura. Es decir que, recoEMIREC
EMIREC
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nocemos los procesos culturales, como
aquellos espacios dentro de los cuales se
produce una lucha por el sentido, donde
los sujetos (individuales o colectivos)
interpelan y se ven interpelados en una
puja constante por la significación.
Aquí comenzamos a ver una nueva
dimensión, en la que los procesos comunicacionales
ya no pueden pensarse a
partir de roles de emisión y recepción
prefijados y alternados, sino más bien
como un interjuego constante aun en la
diferencia y la asimetría.
Si bien se configura un receptor
activo, que completa el sentido de la comunicación
desde su propia lectura (E.
Verón), este nuevo lugar que se le da al
receptor no debe dejar de lado el papel
que el poder juega en los procesos socioculturales
y, como parte de ellos, los comunicacionales,
en los procesos hegemó-
nicos.
Reconocer a la cultura como el
espacio de lucha por el sentido, como un
campo de negociaciones y tensiones, como
el lugar desde el cual se configura la
identidad, nos obliga a reconocer a la
comunicación desde una mirada diferente
que implica recuperar el contexto desde el
cual los sujetos le dan sentido a sus prácticas.
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